viernes, 8 de octubre de 2010

En memoria de Don A… y Míster V…

La placenta se balancea al vaivén de sus palabras ponzoñosas. Don A… cómo mirará a Míster V… en su reencuentro. La reina de corazones se une a la disputa; a quién apoya; a quién condena.
-Que le corten la cabeza- grita desde su tomate aplastado.
Full de ases nuevamente y cierro de nuevo mi calzón de castidad mental. Un aborto utópico y Míster V… sonríe por el triunfo de Llosita. Don, Don responda con alguna cita de Hinostroza.
La literalista con afición a María Antonieta o María Antonia, pide sus mazapanes desde el Versalles peruano. V… y A… vamos, apresúrense que los antojos me están carcomiendo.
Un silogismo existencial
Carta de espadas
La polignac y los sueños Húmedos de Míster V…
Un prólogo, ya prometido.
- Cuando la mitad de sus intenciones significaban algo el final del horizonte italiano me regalo cincuenta peniques y un abrazo victoriano.
Díganme si con ellos los fetos no se habrán ya suicidado.
Para qué pedir pan cuando tenemos mazapanes.
12 en punto y un epitafio acabado.
Au revoa
(Suspiro francés)

1 comentario:

  1. Donatello, mosqueadísimo con eso de "don" no me prometió que dará un segundo pronunciamiento este martes. A su vez, escribiremos un par de cadáveres más con el novísimo panameño. Ah, y doña reina de los corazones de los reyes baldíos dirá algo, pronto... muy pronto, doña!

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